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Atención también en las rutinas

  • infantsnatural
  • 25 ene 2016
  • 2 Min. de lectura

Durante el dia hacemos un montón de cosas de manera rutinaria. En ellas no ponemos atención puesto que hemos incorporado una dinámica de llevarlas a cabo y seguir con nuestros pensamientos.

Puesto que los niños copian todo el tiempo especialmente en edades tempranas, ¿Qué tal si atendemos esos momentos de a poco?

En Infancia Natural creemos que los ratos menos atendidos son, a veces, los que entrañan más importancia.

Comer, ducharse, lavarse los dientes, despertarse y toda la lista que podamos imaginar de cosas que hacemos sin más.

Continuando con la propuesta de la semana pasada, os invitamos a seguir con atención plena esas pequeñas rutinas. A veces son el mejor ejercicio para empezar a darnos cuenta de lo poco que atendemos en general lo que hacemos y en concreto, esas actividades.

Puede resultar hasta un juego con nuestros hijos.

A la hora de lavarnos los dientes, por ejemplo de noche, que no apremia la hora de salir de casa, vamos a fijarnos en todos los detalles. En cómo ponemos la pasta de dientes, cómo nos refregamos cada uno, o todos, cómo nos enguagamos y nos secamos.

Puede ser positivo intercambiar luego lo que ha vivido cada uno. Con los más grandes se pueden hacer comparaciones con anteriores veces, a ver si se han notado algo diferente.

Con lo más pequeños, quizá podamos disfrutar del silencio y de la cara que hagan cuando nos imiten frente al espejo.

En todos esos ratos, en Infancia Natural, queremos sugeriros que llevéis la conciencia a cómo estáis respirando.

Cuando empiezas a fijarte en esos momentos, parece como si de repente, las actividades más rutinarias, empiezan a ser algo más agradables.

Una ducha, por ejemplo, poniendo la atención en cómo cae el agua sobre nuestras cabezas, o también en cómo le cae a nuestro hijo, su gesto, su cuerpo, sus movimientos, puede llegar a ser una actividad de gran relajación. De igual manera, la hora de comer, puede adquirir formas que hasta ahora desconocíamos.

Hacer que sean momentos agradables, sosegados, de intercanvio, placenteros, hace de estas actividades algo que suscita el que nuestros hijos las sigan haciendo aún sin nosotros.

Hagamos que esos momentos rutinarios sean para atenderlos y también para atendernos.

Lo demás puede esperar.


 
 
 

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