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"No pasa nada"

  • infantsnatural
  • 21 mar 2016
  • 2 Min. de lectura

El post de esta semana hace referencia a aquella frase que solemos decir a nuestros hijos en múltiples ocasiones: "No pasa nada".

Lo hacemos cuando se caen, cuando pierden algo que les gustaba, cuando lloran, cuando rompen algo.

Entonces, bien intencionadamente, les decimos: "No pasa nada".

Sobre el ejemplo quizás lo veamos más fácil.

Supongamos que una niña se acaba de caer. Se ha pegado un buen golpe y se ha pelado las rodillas.

¿Creéis de verdad que no ha pasado nada?¿Cuál es el mensaje que recibe de la persona que la cuida, si le dice que lo que acaba de pasar no es nada?

Ella siente dolor y eso no puede no ser nada.

Cuando les decimos a los niños esta frase estamos haciendo dos cosas.

Por un lado, les estamos negando la realidad, porqué algo sí ha ocurrido.

Por otro, contribuyendo a que entienda que lo que siente, en su cuerpo, que ha despertado una emoción, no es nada. Es decir, que no dé importancia a eso que le pasa tan intenso.

Del mismo modo, cabría desestimar el despistarlo, darle un dulce u objeto para que deje de llorar. De esta manera también estaríamos haciendo que no pusiera atención a su cuerpo y a sus emociones.


En la primera infancia, en el aprendizaje del lenguaje, los niños no entienden las cosas de manera abstracta, no entienden las frases hechas, sinó que lo hacen de forma literal.



Desde Infancia Natural queremos poder ayudar a los adultos que tienen niños cerca para que puedan ir construyendo una nueva manera de dirigirse, que analicemos el lenguaje que usamos con ellos, ya que en las palabras se condensa nuestra atención, nuestra estima, nuestro cuidado para con ellos. A su vez, por omisión, las palabras siguen siendo poderosas, cuando faltan y en su lugar damos de manera recurrente dulces y objetos diversos.


Cuando ocurra algo a un niño que le haga llorar, sorprenderse, bloquearse, en vez de usar el "No pasa nada", valdría la pena poder decirle "vaya, te has lastimado", "veo que te duele", "entiendo que te enfade", "¿te ayudo a recogerlo?", "te has asustado, ya veo".

Con este tipo de palabras estaremos transmitiendo dos cosas: que nos importa lo que le pasa y que validamos lo que siente.

Es muy reconfortante para ellos poder contar con un abrazo si lo necesitan, una caricia, una tirita, aunque aquello lo veamos minúsculo. Para ellos es algo importante y merece toda nuestra comprensión. Es así como iremos colaborando en la educación de sus emociones y les transmitiremos que para nosotros su cuerpo es algo que merece ser atendido.


Lee más sobre la atención en la infancia aquí.



 
 
 

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